Solitarios con alcohol

Dispuesta para salir de casa, dirección al bar, para emborracharme entre risas, para llegar a casa más loca que cuerda y con los pulmones oliendo a humo, rectifiqué y preferí embriagarme en casa y correrme hasta secarme (creo que aún escribo con los dedos húmedos).

Saqué un cartón del Caprabo y un bote de Coca Cola, de la nevera, rescatando el licor de mora de la despensa. Encendí el ordenador y me puse a leer relatos cortos, que se me descargaron cuando me fui a la ducha, 3 libros a la vez, exactamente Erecciones, Eyaculaciones, Exhibiciones; Cuentos microcuentos y anticuentos y Tonto, muerto, bastardo e invisible. Entre trago y trago pasaba de hoja como de libro (como alguna vez pasé de labios), subrayando los párrafos que tuve que releer 4 veces antes de seguir, y no precisamente por la falta de lucidez producida por el alcohol, sino por el regalo de cruda y sucia realidad que escupían a las paredes de mis entrañas. De fondo, el Windows Media reproducía la discografía de Los Piratas (ahora mismo Jugar con los coches), el disco del Búho Real o de algún cantautor underground que conocí por error (letras tristes, nostálgicas pero sin caer en la ñoñería ni en lo típico).

No sé estoy en una época de autismo haciendo solitarios con su ausencia y jugando al ajedrez con el ordenador, viendo películas lentas y, a simple vista, simplonas, pero con un final que, de alguna forma, roza la mano a mi vida, sin saber como coño, de una manera u otra me hace pensar 10 veces y echarme 4 tragos en su honor. Es una fase en la que funciono por impulsos, por instinto, por casualidades, sin pensar en consecuencias ni explicaciones (como en la canción Promesas, Prometo no mandar más cartas y no pasar por aquí , prometo no llamarte más y no inventar ni mentir, prometo no seguir viviendo así, prometo no pensar en tí, prometo dedicarme solamente a mí...Siempre que no tengo sueño y no puedo descansar invento más de mil palabras y busco una verdad 4 minutos prometiendo cosas para acabar rompiendo todas con un simple “prometo que voy a pensar solamente en ti").

Quizás mi infancia es demasiado larga, tan larga que aún no se ha acabado, y hoy, alguien me lo volvió a recordar. Quizá fue ese tacto inquietante, un tacto, que después del primer roce de manos sucedía siempre una paz inexplicable, que ningún algoritmo consiguió resolver ... por mucho que se empeñó en demostrárselo.

soy consciente de escribir frases inconexas, pero ... ¿que más da? si quizá mañana no recuerde ... ni de quien soy.

p.d. sé que emborracharse sola y a solas es triste, pero, mírenlo por otro lado, es como autofollarse o masturbarse. La diferencia es que yo no le dedico placer solamente a mi clítoris.