Gracias Quique, por correrme

En la 2ª planta del Comercial Café de Fuencarral, haciendo esquina con Bilbao, comenzó la tarde de dos desconocidos. No sabian nada de sus vidas, tan sólo quisieron desconectar de ellas, respectivamente. Él se tomó una caña y ella prefirió un café solo muy caliente, con la intachable mania de derramarlo al moverlo.

Fue algo trascendental, ella no paraba de hablar, y él se reía por su verborrea verbal. La propuso un juego, cada uno haría 3 preguntas sobre el otro, situaciones inconexas y respuestas que solian durar unos 15 o 20 minutos, quien sabe. Eran dos almas perplejas por la situación, 3 conversaciones por msn y ya estaban mirandose apenas sin parpadear, intercambiando incomprensiones sobre la magia de la música o la magia de la casualidad, sobre cantautores y rock de los 80, sobre metáforas en líricas de rap y suposiciones de como era la otra persona, (él la deduzco como sensible). Hablaban sin tabú de aquello que delante de sus respectivos amigos les daría miedo incluso pensar, por ser tachados de lunáticos o bohemios.

El reloj no se paraba asi que cambiaron de escenario, esta vez ella lo propuso, aunque no fué muy acertado, ya que la estridente música de Los 40 no acompañaba a sus conversaciones sobre Charles Bukowsky, Jack Kerouac y su ruta 66, o Luis García Montero y su poema "aunque tu no lo sepas", que él no dudó en recitar, con el mini de cerveza casi terminado, mirandola a los ojos. Ella ... ella no pudo reprimir recordarla, cada frase llevaba su sonrisa, cada verso sin rima olia a ella. Y así se lo hizo saber, usando las atípicas palabras que evade en las conversaciones con almas monocromáticas (esas 2 palabras le encantaron), para que su fachada de insensible-vacia no se derrumbe al pronunciarlas entre rondas de copas o botellones épicos.

No pudo reprimir, hacerle saber sobre la serendipia. Y al cuarto de hora de marcharse, sacó una agenda, en la que guardaba algunas notas, quizá escritas en algun viaje, en la biblioteca de la uni o de regreso a casa en el Cercanias. Rompió una hoja, y la propuso, que a partir de una frase que él escribiera, ella la continuaria ...

- ¿has visto Casablanca?
- No, pero me sé el final.
Se dieron la mano ...

- Pues eso digo.

- ... ¿el que? ¿"siempre nos quedará Paris"?

- jajajajajajajajaja (rompió a carcajadas), no, "este es el comienzo de una bonita amistad".



p.d. por 1ª vez sintió como un tio le hizo el amor mentalmente, por 1ª vez ella sintió como si su boca fuera una polla y se descargara en una pura y virgen vulva, con delicadeza pero sin compasión.