Se advierte


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8/1/16

Corazones-cebolla

"He querido tanto,
que me he olvidado.
He olvidado tanto,
que me he dejado de querer."

Mi vida huele a flor - Elvira Sastre


Me dio la espalda al marcharse, dejando mis instintos más primarios por los suelos, dejando su olor en mi camiseta y sus gemidos en la almohada, su sonrisa, la que dibuje con mi dedo índice en su cara, me la tatuó sin consciencia en la comisura de mis venas. Y se fue....... se corrío, y se marchó.

Como la primavera en un mes de Enero,
como una canción de Andrés Suárez en pleno verano...

Sin pegar, encajamos,
sin querer, queremos,
sin tener hambre, mordemos,
y sin saber soplar...
nos hacemos polvo.

Nos echamos a la deriva y nos dejamos llevar por el mar más en calma que puede haber, luchamos en medio del oleaje para dejarnos el alma naufraga en cualquier puerto, cansada... guiándose por algún faro perdido, mientras de fondo suenan gaitas y algún acorde de Dani Flaco, no se quiere un corazón lleno de cardenales ni cortarse con sus roturas, tampoco los pezones en almíbar. Ahora se estilan los pezones bio y un corazón sano y entero, se lleva lo ecológico.

Pero seré clásica, soy más de los corazón-cebolla, los que tienen mil capas y te hacen llorar de tanto reír, suelo llenarlo de vino con un chorrito de nostalgia, para atraer a las musas... que tengo tan abandonadas, y no me dejan escribir como hace años era una especie de "don" que tenía.



p.d. me considero de Dorne, pero beber vino en Invernalia... no lo veo tan fatídico.

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