Creo que a partir de hoy, voy a llamarla Campanilla
por sus polvos mágicos
porque vivímos en Nunca Jamás
por mi síndrome de Peter Pan,
unas canas que me injustifican
unas maneras que me inocencian
y una imaginación digna de banquetes,
tanto entre sus piernas
como en mis laureles.
Con alma de ludópata
acostumbrada a perder,
llevo una racha de millonaria con estrella
(y no la tatuada),
sin saber retirarme a tiempo
(no es nada nuevo)
simplemente, creo en mi enfermedad crónica
sé que perderé, pero no quiero dejar de jugar
y seguir ganando más…
hasta que me quede en bancarrota
de un bofetón a mi suerte,
un bofetón que me tire todas las fichas por el suelo
donde los ases que llevo en las mangas me rajen las venas
cuando mis sonrisas no encuentren espejo en su cara
y el recuerdo de sus besos por mi cuello
me mordisqueen la carótida,
y mis gemidos hagan eco.
p.d. cómo decirte tantas cosas quedándome callada, tapándole la boca al miedo mientras le pongo esposas de lirios.
2 comentarios:
Vive el presente.
Olvida tu época de pobreza.
Disfruta tu momento de riqueza.
Ni se te ocurra convertirte en una ludópata del miedo...
Y si por una mala casualidad te quedases en bancarrota, ya veremos qué hacemos :-)
No te paralices... Y si haz de morir en el intento que sea a placer...
Los banquetes suenan a fiestas, las fiestas son para embriagarse...
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