Se advierte


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15/12/06

¿La huida?

El sonido de los árboles me tranquiliza, por ello voy allí con frecuencia (ultimamente demasiada) alejada de los cláxones, de las obras, de los escaparates navideños y de la multitud aglomerada en las calles por estas fechas, buscando la cena más barata y exquisita para Nochebuena o el vestido ideal, pero no muy caro, para Nochevieja.

Pero a mi me encanta escribir a los pies de sus troncos (y no son cuentos de Navidad, agraciadamente ni por estas fechas cambio mi clave), sentir el frío de estos días y a veces la lluvía sin paragüas, sentir como se me astilla el alma o cada lágrima producida cuando recuerdo sus pequitas y nombro mis embolias cardiacas en un papel arrugado. Pisar las hojas secas de ese camino, que lo convierte en algo más típico (pero no más normal), me llevó a mi particular intimidad, una especie de escondite donde acuden los animales heridos (esta vez no hablo de un bar). Huida, es una palabra excesivamente relativa. Ya que no es mi fuerte, ni me caracterizo por ello, pero desde pequeña he sido un poco autista, y a veces me siguen dando arrebatos de esos.


"cuando la dulzura de otra persona ... duele como si nos estuviera matando"
p.d. o como diria Fito ... aquí estoy bien, en mi nube azul.

1 comentario:

nana dijo...

Yo suelo huir a la biblioteca o a la estacion de tren.. y en vez de pisar hojas secas, arrugo folios secos o pañuelos no-escritos... Es curioso, todos tenemos nuestros propios lugares para huir

Pd: Es cierto.. la dulzura es el más amargo y afilado arma de doble filo. Habrá que tener cuidado con ella.. (Un besito)