Los primeros rayos de sol apenas se hacían notar, bañándose tímidamente en unas olas que no dejaban tregua a las sirenas de barra y farla, que yacían en la orilla después de una noche alucinógena y extasiada.
Despertó con arena en los tímpanos, en las fosas nasales, en los pezones, en los párpados, entre los dientes, mezclada con un aliento pastoso, y un frío cabizbajo que se metía entre las uñas como si fuesen alfileres recién sacados de la lumbre. El zumbido en los oídos no ayudaba demasiado para seguir durmiendo, además ya sería muy tarde, ¿las 7? ¿las 8? ... bueno, ¿que importaba no saber que hora era, si ni siquiera sabia quien era?
Intentó incorporarse para saber en que lugar de la playa se encontraba y deducir como habría llegado hasta allí. Al darse la vuelta rozó una botella de Eristoff con el pie, y a escasa distancia minis con restos de color ámbar y cola. Por lo visto, hacía escasas horas, bebió, bebió hasta quedarse dormida con el vodka en la boca, bebió para reventarse el hígado, o para ahogar la cabeza en un cubo de ácido a ver si así los olores y las sensaciones de sus momentos se deshacían por completo, sin dejar rastro ni huella, o tal vez, sólo quiso hincharse el corazón de alcohol para vomitar hasta la última gota de sangre pura que podría escupirle su nombre cuando menos lo esperara, si es que aun le quedaba algo de las 3 cosas ...
Alargó el brazo y cogió uno de esos minis, que tenían mas arena que alcohol, y echó un trago para enjuagarse la boca, mientras recordaba como se volvieron a encontrar: ¿porqué jugaron de nuevo los caprichos de las calles urbanas y las circunstancias de verse sin poderlo prever ni evitar en una macrofiesta, como hace años?, ¿porqué cada 100 Km. que paraba a descansar la olía en cada taberna, baño o esquina de calle?
Miedo con sonrisa, nostalgia con té, frustración con sueño ... el azar o sino, las topó y se fueron cada una por donde había venido. Ninguna se quedó físicamente, ninguna aguardaba ni esperaba todo, o quizá nada, dejando la baraja de cartas sobre los guantes blancos y las mangas de silencios atemporales acompañados por miradas aterradas dulcemente, ignorantes del temblor de costillas producido por un bombeo sanguíneo exhausto, como si un perro estuviera mordiéndole los pulmones, o de las constantes ostias que se da el corazón contra el tórax para que ella se dé cuenta que le esta sucediendo lo mismo.
Pero como siempre, todo se quedará dentro, como una explosión, de vísceras, lágrimas, entrañas, fotos, arterias, tatuajes, dentro de un enorme plástico, con un doble temor y con un falso deseo “que tengas suerte”.
p.d. (¿más de la que ha tenido?).
2 comentarios:
aveces, muy pocas veces, encuentras un blog que de verdad valga la pena.
gracias.
espero que vuelvas algun dia, si es que se ha ido usted...
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