Los pulmones se despellejan en cada parpadeo,
como si desaprovechara tu antepenúltimo botón con la boca,
las encías me sangran sin querer poner mis dedos en juego
puede que mi lengua se arriesgue a una ruleta rusa,
pero mis tuertos ojos grapan mis labios,
para no ser más esclava de lo que pienso,
ni más naranja que mi sangre.
El Caballero de la Armadura Oxidada, en su día jugó sus cartas, su batalla, y su espalda, intentó correr, pero los cartílagos se le hincharon tanto como la garganta, que no podía ni pronunciar lo insoportable que soy.
Será mejor así, y si me tengo que disculpar, que sea por el tiempo que te hice perder, y las noches de risas acervezadas, que acabaron en dormitaciones eternas…
p.d. con veinte gatos y síndrome de Diógenes….ya te lo dije entre bromas, solamente me toca asumirlo ^^.
No hay comentarios:
Publicar un comentario